viernes, 10 de octubre de 2014

Pobres ricos

      Buenos días.

      En nuestra cultura del desarrollo y el consumismo, vivimos inmersos en el ansia por tener y poseer. Parece que no somos mas que lo que tenemos pero por  paradojas de la vida el destino se empeña en demostrarnos que al contrario de lo que pensamos el dinero no da la felicidad sino muy al contrario todos descubrimos la amargura que invade a quienes en apariencia lo tienen todo y aún así seguimos envidiando sus vidas llenas de cosas y vacías de contenido.

      Tal y como dice el refrán.... Era tan pobre que solo tenía cosas.

      ¿ Cuando vamos a aprender a disfrutar de los detalles que no cuestan dinero?

      Os comparto hoy este poema del poeta colombiano Rafael  Pombo que creo que reflexiona acerca de este tema.
       
      La pobre Viejecita

      Érase una viejecita
      Sin nadita que comer
      Sino carnes, frutas, dulces,
      Tortas, huevos, pan y pez.

      Bebía caldo, chocolate,
      Leche, vino, té y café,
      Y la pobre no encontraba
      Qué comer ni qué beber.

      Y esta vieja no tenía
      Ni un ranchito en que vivir
      Fuera de una casa grande
      Con su huerta y su jardín.

      Nadie, nadie la cuidaba
      Sino Andrés y Juan y Gil
      Y ocho criados y dos pajes
      De librea y corbatín.

      Nunca tuvo en qué sentarse
      Sino sillas y sofás
      Con banquitos y cojines
      Y resorte al espaldar.

      Ni otra cama que una grande
      Más dorada que un altar,
      Con colchón de blanda pluma,
      Mucha seda y mucho olán.

      Y esta pobre viejecita
      Cada año, hasta su fin,
      Tuvo un año más de vieja
      Y uno menos que vivir.

      Y al mirarse en el espejo
      La espantaba siempre allí
      Otra vieja de antiparras,
      Papalina y peluquín.

      Y esta pobre viejecita
      No tenía que vestir
      Sino trajes de mil cortes
      Y de telas mil y mil.

      Y a no ser por sus zapatos,
      Chanclas, botas y escarpín,
      Descalcita por el suelo
      Anduviera la infeliz.

      Apetito nunca tuvo
      Acabando de comer,
      Ni gozó salud completa
      Cuando no se hallaba bien.

      Se murió del mal de arrugas,
      Ya encorvada como un tres,
      Y jamás volvió a quejarse
      Ni de hambre ni de sed.

      Y esta pobre viejecita
      Al morir no dejó más
      Que onzas, joyas, tierras, casas,
      Ocho gatos y un turpial.

      Duerma en paz, y Dios permita
      Que logremos disfrutar
      Las pobrezas de esa pobre
      Y morir del mismo mal.
                         Rafael Pombo

    Pobre Viejecita
    https://www.youtube.com/watch?v=QLRTvZOd9vA

    Espero que os guste. Hasta Mañana

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