sábado, 2 de agosto de 2014

¿La vida es Sueño?



Buenos días. Hoy os propongo reflexionar acerca de que partes de nuestra vida son realidad y cuales imaginación.

Desde que el mundo es mundo la imaginación y la realidad se ha entremezclado de manera sorprendente. En nuestra vida cotidiana con frecuencia actuamos creyendo reales nuestros sueños aunque también hemos experimentado que con frecuencia nuestros sueños se hacen realidad.

En este ratito de reflexión, analiza de lo que hay en tu vida que es real y que es tu imaginación.
¿ Cómo han influido tus sueños en tu realidad? ¿ Te han afectado en tu vida cotidiana los sueños de los demás?

                          EL CIERVO ESCONDIDO
 

Un leñador de Cheng se encontró en el campo con un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo

descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Poco después olvidó el sitio donde lo

había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si fuera su sueño, a toda la

gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar el ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su casa y

dijo a su mujer:

-Un leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó dónde lo había escondido y ahora yo lo he

encontrado. Ese hombre sí que es un soñador.

-Tú habrás soñado que viste un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo leñador?

Pero como aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero -dijo la mujer.

-Aun suponiendo que encontré el ciervo por un sueño -contestó el marido-, ¿a qué preocuparse averiguando

cuál de los dos soñó?

Aquella noche el leñador volvió a su casa pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño

soñó el lugar donde había ocultado el ciervo y también soñó quién lo había encontrado. Al alba fue a casa

del otro y encontró el ciervo. Ambos discutieron y fueron al juez, para que resolviera el asunto. El juez le dijo

al leñador:

-Realmente mataste un ciervo y creíste que era un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era

verdad. El otro encontró el ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había encontrado

un ciervo que otro había matado. Luego, nadie mató al ciervo. Pero como aquí está el ciervo, lo mejor es que

se lo repartan.

El caso llegó a oídos del rey de Cheng y el rey de Cheng dijo:

-Y ese juez, ¿no estará soñando que reparte un ciervo?

Liehtsé (c. 300 a. C.).
 
Espero que no te hayas vuelto demasiado loco con este poquito de filosofía que comparto contigo en esta mañana de sábado.   Hasta mañana.

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