viernes, 21 de febrero de 2014

Kalhil Gibran

Buenos días.

Otro de los autores destacados en este arte de los cuentos cortos que no pueden faltar en este blog es el gran escritor libanés Khalil Gibrán.

Os comparto tres cuentecitos de Khalil relacionados todos con el agua que lo limpia y lo renueva todo para que los disfrutéis en este fin de semana de febrero.

 SOBRE LA ARENA

Dijo un hombre a otro:
- Con la marea alta, hace mucho tiempo, escribí con mi cayado unas líneas en la arena.
- Y la gente aún se detiene para leerlas y cuida mucho de que no se borren.
Y el otro hombre dijo:
- Yo también escribí unas líneas en la arena, pero lo hice durante la marea baja.
- Y las olas del inmenso mar las borraron y breve fue su vida.
- Pero dime; ¿qué fue lo que tú escribiste?
Y el primer hombre respondió:
- Escribí: Soy lo que soy.
- ¿Y tú, qué escribiste?
Y el otro hombre dijo:
- Escribí esto: Soy sólo una gota de este mar inmenso.

EL ORO

Y se dijeron: “Nademos. Después de todo el río no es tan ancho”. Y se zambulleron y nadaron.
Y uno de los hombres, el que siempre supo de ríos y rutas de ríos, de pronto, en el medio de la corriente, comenzó a perderse y a ser arrastrado por las impetuosas aguas; mientras, el otro, que nunca antes había nadado, cruzó el río en línea recta y se detuvo sobre un banco. Entonces, viendo a su compañero luchando aún con la corriente, se arrojó otra vez al agua y lo trajo a salvo hasta la orilla.
Y el hombre que había sido arrastrado por la corriente dijo:
- ¿No habías dicho que no podías nadar?
- ¿Cómo es que cruzaste el río con tanta seguridad?
- Amigo -explicó el segundo hombre-, ¿ves este cinturón que me ciñe? Está lleno de monedas de oro que gané para mi esposa y mis hijos, todo un año de trabajo. Es el peso de este cinturón el que me condujo a través del río, hacia mi esposa y mis hijos. Y mi esposa y mis hijos estaban sobre mis hombros mientras yo nadaba.
Y los dos hombres continuaron su camino juntos hacia Salamis.

BELLEZA Y FEALDAD

Cierto día Belleza y Fealdad se encontraron a orillas del mar.
Y se dijeron:
- Bañémonos en el mar.
Entonces se desvistieron y nadaron en las aguas. Instantes más tarde Fealdad regresó a la costa y se vistió con las ropas de Belleza, y luego partió. Belleza también salió del mar, pero no halló sus vestiduras, y era demasiado tímida para quedarse desnuda, así que se vistió con las ropas de Fealdad. Y Belleza también siguió su camino.
Y hasta hoy día hombres y mujeres confunden una con la otra.
Sin embargo, algunos hay que contemplan el rostro de Belleza y saben que no lleva sus vestiduras. Y algunos otros que conocen el rostro de Fealdad, y sus ropas, no lo ocultan a sus ojos.
 

Espero que lo disfrutéis. Hasta mañana

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