miércoles, 19 de noviembre de 2014

Paraiso Interior

Buenos días. En esta  mañana de miércoles me siento a reflexionar entorno a la proyección de la vida interior que con frecuencia se ve aturdida y anulada por la ajetreada vida cotidiana.

Para ello os comparto este extracto del libro EL ARTE DE NO AMARGARSE LA VIDA de Rafael Santandreu publicado por la revista mente sana.

Rafael Santandreu es Psicólogo Clínico. Fue redactor jefe de la revista Mente Sana. Ha sido Profesor de la Universidad Ramón Llull de Barcelona y trabaja en el  Centro di Terapia Strategica de Arezzo en Italia.

El Paraíso Interior

Cuando recordamos paraísos personales del pasado, a menudo asociamos el bienestar de aquella época a los hechos mas destacados que vivimos entonces - el inicio de una relación, tener un hijo....- y decimos que esos hechos fueron los que nos dieron la felicidad. Entonces, erróneamente, intentamos repetir aquello, pero vemos que no funciona. No nos damos cuenta de que esos sucesos no nos dieron la felicidad. El bienestar lo llevábamos nosotros dentro. Ahora, lo que debemos hacer es recuperar ese bienestar básico, que habita en nuestra mente.

Ver las cosas con positividad sin terribilizar  y disfrutando de cada oportunidad que nos ofrezca nuestra vida actual nos ayudará a conseguirlo. El bienestar emocional es el bizcocho, la parte sustanciosa del pastel. Y lo que podamos hacer o tener, lograr o acumular son sólo guindas de esa tarta.

No tienen demasiada importancia. ¡Olvidémonos de ellas!

En los círculos budistas se suele decir que la persona neurótica tiene la mente de un mono loco, que va corriendo y saltando de rama en rama para no llegar a ningún sitio ni acertar a conseguir nada.  Del mismo modo, cuando sufrimos psicológicamente, no cesamos de buscar la solución a nuestra infidelidad aquí o allá, y no la encontramos  en ningún sitio.

La verdadera solución es detenerse para darse cuenta de que ya lo tenemos todo. No hay que buscar más, ni en el presente ni - mucho menos-  en el pasado. Cualquier tiempo pasado  no fue mejor; eso es solo una ficción. Nuestro presente ya basta para disfrutar plenamente de la vida, y el futuro podría ser tan bueno o mejor si nos amueblamos bien la mente, si dejamos de quejarnos y nos ponemos a valorar positivamente lo que poseemos.

Suelo recomendar a mis pacientes, tengan la edad que tengan, que adopten el siguiente lema: "Los próximos diez años van a ser los mejores de mi vida". Deben visualizarse haciendo cosas emocionantes, disfrutando de la existencia, apreciando lo que tienen. En cada momento de nuestras vidas encontramos nuevos objetivos, nuevas posibilidades. No hay que mirar atrás, quejarse de las habilidades perdidas. Está claro que todos nos hacemos mayores y vamos perdiendo facultades, pero para ser felices no necesitamos casi nada.

Sari era un hombre con aspiraciones espirituales sinceras que se había propuesto peregrinar a Benarés para bañarse en el Ganges. Antes de partir, se encontró con un maestro que le preguntó:

- Para qué quieres ir allí?
- Para ponerme en contacto con Dios - repuso Sari.

El maestro le ordenó:
- Dame ahora mismo todo el dinero que llevas para el viaje.
Sari le entregó el dinero, el maestro se lo guardó en el bolsillo y dijo:

- Sé que habrías acudido a Benarés y te hubieses lavado en el Ganges. Pues bien, en lugar de eso, lávate con el agua que llevo en mi cantimplora.

Sari tomó el agua y se lavó. El maestro, satisfecho, declaró a continuación:
- Ahora ya has conseguido lo que te proponías. Ya puedes regresar a tu casa con el alma serena, aunque antes quiero decirte algo más. Desde que fue construido Benarés, Dios no ha morado allí ni un solo minuto. Pero desde que fue creado el corazón del hombre, Dios no ha dejado de habitar en él ni un solo instante. Ve a tu casa y medita. Y, siempre que lo necesites, viaja a tu propio corazón.

Este antiguo cuento hindú transmite la misma idea: que la fuente de la felicidad se encuentra dentro de nosotros, en nuestra mente, y podemos acceder a ella siempre que lo deseamos. No deja de ser curioso que el hombre siga cayendo en la misma trampa mental pese al paso de los siglos. El bienestar emocional no se halla en logros externos, pero muchas veces caemos en ese error porque confundimos .... el bizcocho con las guindas.

Espero que os guste y os sirva. Hasta mañana    







































   



      






















  



  








  







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