domingo, 30 de noviembre de 2014

Escorpión

Buenos días.

En esta mañana de domingo os comparto un relato para reflexionar acerca de la naturaleza humana que nos lleva siempre a seguir igual porque como dice un refrán en mi tierra....
 
" Cuando el tonto agarra un camino, el camino se acaba y el tonto sigue" 
 
¿ Por qué resulta tan difícil que las personas cambiemos ? ¿ Por qué nunca vamos a cambiar?
 
Gracias a internet uno puede estar desde este lado del mundo estar informado al minuto de lo que ocurre en mi Querida España que a día de hoy destila pus por todos lados....
 
La noticia relevante de hoy es la guerra callejera formada por esos animales que los fines de semana se ponen las camisetas y escondiéndose tras el escudo de su equipo tratan de resolver a golpes las tan insuperables diferencias que causa el hecho de que cada uno le guste la camiseta roja la azul o la blanca....
 
Acaso el gran Darwin en su reflexión de la evolución de las especies se refería a esta eminente regresión que hace que los fanatismos  ya sean deportivos, artísticos o religiosos rebajando a miembros de nuestra especie a las actuaciones simiescas....
 
Hace 20 años, de manera puntual sucedían eventos de este tipo cuando las tensiones en el campo de juego saltaba a las gradas produciendo escenas bélicas vergonzosas....
 
Sin embargo hoy en día estos salvajes no necesitan estas situaciones extremas para prender la llama de su ánimo. Solo necesitan un mensaje de wasap que les invite a matarse a palos y un  lugar amplio para la reyerta.....
 
Viendo esto es inevitable que todos pensemos que hemos hecho mal para que nuestra sociedad haya tomado este denigrante camino a la decadencia que parece no tener fín.
 
Cualquier día nos daremos cuenta que todo lo que sea en exceso como por ejemplo televisar 4 días en semana 7 partidos diarios y que la gente pague ansiosa para verlos, que un solo jugador gane el dinero que todos ansían para comer, que un padre anteponga unas entradas a un partido a educar a su hijo.... no puede acabar bien.
 
Todos los equipos se muestran orgullosos de sus hinchadas dando a entender que cuantos mas fanáticos van a tu campo mas lejos llega tu equipo.... pero hasta que no aprendamos que si crías escorpiones te van a matar antes o después no se va a parar este miserable espectáculo. 
 
Si me preguntas cual es la solución es empezar por quitar los carnet de socios a esos 50 tios mas fanáticos que se parten literalmente la cara por su equipo cada domingo y que todos los equipos saben quienes son. Este correctivo haría plantearse las cosas de otra manera a la gente que va un estadio sabiendo que el que vayas o no la próxima semana depende de como te portes.
 
 
 
La rana y el escorpión
 
Cuenta un relato popular africano que en las orillas del río Níger, vivía una rana muy generosa.
Cuando llegaba la época de las lluvias ella ayudaba a todos los animales que se encontraban en problemas ante la crecida del rio.
Cruzaba sobre su espalda a los ratones, e incluso a alguna nutritiva mosca a la que se le mojaban las alas impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse de ellas en circunstancias tan desiguales.
También vivía por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana: "Deseo atravesar el río, pero no estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda".
La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondió enseguida: "¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo suficiente para saber que si estoy cerca de tí, me inyectarás un veneno letal y moriré!"
El escorpión le replicó: "No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado."
La rana se negó al principio, pero la incuestionable lógica del escorpión fueron convenciéndola... y finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró, y comenzaron la travesía del río Níger.
Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.
Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino...
Fue aquí, y de repente, cuando el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión:
"¡Lo sabía!. Pero... ¿Por qué lo has hecho?"
El escorpión respondió: "No puedo evitarlo. Es mi naturaleza".
Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas aguas del río Níger.
 
Espero que os guste. Hasta mañana

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