sábado, 9 de agosto de 2014

Resolver asuntos inconclusos



En medio de una fría mañana de sábado os comparto un cuentecito muy apropiado para leerlo junto a la estufa a pesar de que sé que muchos de vosotros lo haréis en una hamaca en la playa, en el porche o junto la piscina.

Sea donde sea que estéis espero que este relato os sirva para aprender algo más de la ciencia del comportamiento humano.

Para esto he recurrido, sin temor a equivocarme al Terapeuta argentino Demian Bucay, hijo del prestigioso escritos de best seller y su discípulo más avanzado.

EL OCTAVO ARHAT

Un día, un cazador que vagaba por la montaña encontró un gran saco abandonado. Como no vió a nadie, decidió abrirlo. En su interior relucían varias estatuillas de oro macizo.
Sacó una y al contemplarla, reconoció al instante de qué se trataba. Era un arhat, una de las legendarias estatuillas que reproducías a los ocho venerables hombres santos de la región. El hombre las sacó todas y las contó: Eran siete. Sin duda sería un hombre rico. Guardó las estatuillas en el saco, lo cargó sobre su hombro y regresó al pueblo. Una vez allí mostró a su familia y a sus vecinos lo que había encontrado. " Qué afortunado" dijeron algunos. "Pues sí", respondió el hombre. " ¡Es un regalo de los dioses!", exclamaron otros.
"¿Sí?", replicó el hombre . Su esposa rebosaba alegría, pero el hombre estaba abatido, con la mirada perdida: "¿Qué te ocurre, esposo mío, no eres feliz?", preguntó la mujer. " Es que no puedo parar de pensar". Protestó el hombre.
"¿ En qué?", preguntó la mujer.
" ¡En que no sé donde está el octavo Arhat!"

Demian Bucay

Espero que os sirva para ser feliz con lo que te da la vida sin desear nada mas.

Hasta mañana.

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