Buenos Días. Ayer estaba pensando que hace ya mas de tres semanas que inicié este blog y aún no he dedicado ninguna entrada a un tema que es muy importante para mí.
Los viernes son generalmente días muy especiales y estoy seguro de que para vosotros igual que para mí lo que mas especial hace los viernes es ese sentimiento de libertad que nos da el acabar con la rutina y las responsabilidades diarias y tener un par de días en los que organizarte tu tiempo y con toda seguridad en esos ratitos de buen ocio que te dispones a disfrutar en este fin de semana como en tu vida tienen un papel muy relevante tus amigos.
Por eso os he preparado esta selección de relatos cortos que reflexionan acerca de la verdadera amistad. Espero que los disfrutéis.
Amigos como tú
Dos amigos atravesaban un bosque cuando apareció un oso.
El más rápido de los dos huyó sin preocuparse del otro.
Para salvarse, el que se quedó solo, se tiró al suelo simulando estar muerto.
El oso creyéndolo muerto, lo lamió y se fue.
Parecía como si le hubiese dicho algo.
- ¿Qué te ha dicho? – le preguntó el que se había huido.
- Sólo me ha dicho que no me fíe de los amigos como tú.
León Tolstoi
El Arpa
Hace mucho tiempo, había dos amigos en Japón. Uno tocaba el arpa con mucha habilidad y el otro escuchaba con mucha habilidad.
Cuando uno tocaba o cantaba acerca de una montaña, el otro decía:
- Puedo ver la montaña frente a nosotros.
Cuando tocaba o cantaba acerca del agua, el que escuchaba exclamaba:
- ¡Ese riachuelo fluye aquí mismo!
Pero un día el que escuchaba cayó enfermo y murió. Entonces, el amigo cortó las cuerdas de su arpa y jamás volvió a tocar. Desde aquellos tiempos, cortar las cuerdas de un arpa ha sido símbolo de una profunda amistad.
Autor Desconocido
La Batalla
- " Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, Señor. Solicito permiso para salir a buscarlo".
- " Permiso denegado", replicó el oficial. " No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto".
El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora mas tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso: " ¡Ya le dije yo que había muerto!¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿ Merecía la pena salir allí para traer un cadáver?"
Y el soldado, moribundo, respondió: ¡Claro que sí, Señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme:
" Jack.... Estaba seguro de que vendrías".
Anthony De Mello
Las Manos abiertas
Un día un chico de trece años paseaba por la playa con su madre.
Hubo un momento en que la miró con insistencia y le preguntó:
- Mamá, ¿qué puedo hacer para conservar un amigo que he tenido mucha suerte de encontrar?
La madre pensó unos momentos, se inclinó y recogió arena con sus dos manos. Con las dos palmas abiertas hacia arriba, apretó una de ellas con fuerza. La arena se escapó entre los dedos. Y cuanto más apretaba el puño, más arena se escapaba. En cambio, la otra mano permanecía bien abierta: allí se quedó intacta la arena que había recogido.
El chico observó maravillado el ejemplo de la madre entendiendo que, sólo con abertura y libertad, se puede mantener una amistad, y que el hecho de intentar retenerla o encerrarla, significaba perderla.
Jaume Soler y Mercè Conangla
Los Mejores Amigos
Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera en una tormenta. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados.
Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos tardan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición…)
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos.
En una curva del camino divisaron un portón magnífico, todo de mármol que conducía a una plaza pavimentada con bloques de oro, en el centro de ella había una fuente de donde emanaba agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada.
- Buen día, dice él.
- Buen día, respondió el hombre
- ¿Qué lugar es este tan lindo?, preguntó.
- Esto es el Cielo – fue la respuesta.
- ¡Qué bueno que llegamos al Cielo! Estamos con mucha sed – dijo el hombre.
- Puede entrar a beber agua cuando quiera – dijo el guardia, indicando la fuente.
- Mi caballo y mi perro también están sedientos.
- Lo lamento – dijo el guarda. Aquí no se permite la entrada de animales.
El hombre quedó desconcertado, pues su sed era grande. Pero él no estaba dispuesto a beber dejando a sus amigos con sed. Así que prosiguió su camino.
Después de mucho caminar cerro arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio cuya entrada estaba señalada por una puerta vieja semi-abierta. La puerta conducía a un camino de tierra, con árboles a ambos lados haciendo sombra. A la sombra de uno de los árboles había un hombre acostado.
- Buen día – dijo el caminante.
- Buen día – dijo el hombre.
- Estamos con mucha sed yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente entre aquellas piedras – dijo el hombre. Pueden beber cuanto quieran.
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
- Muchas gracias – dijo al salir.
- Vuelvan cuando quieran – dijo el hombre.
- A propósito – dijo el caminante, ¿cuál es el nombre de este lugar?
- El Cielo – respondió el hombre.
- ¿Cielo? Pero si el hombre de la garita de más abajo, al lado del portón de mármol, dijo que ese era el Cielo.
- Aquello no es el Cielo, eso es el Infierno.
- Pero entonces, dijo el caminante, esa información falsa debe causar grandes confusiones.
- De ninguna manera, respondió el hombre. En realidad, ellos nos hacen un gran favor porque allá quedan las personas que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.
Cuento de Egipto
Espero que estos cuentecitos os sirvan para reflexionar en algún ratito que tengáis acerca del valor de la verdadera amistad.
Feliz Fin de semana
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